Una apuesta integradora
Abonos orgánicos, producciones sin químicos y conservación del suelo. Foto: Cortesía de proyecto PROSAM
Oxfam define la resiliencia como “la capacidad de mujeres, hombres y niños para hacer valer sus derechos y mejorar su estado de bienestar a pesar de las crisis, las tensiones y la incertidumbre”. No se valora como un fin, sino como un proceso continuo de cambio, orientado a conseguir un “desarrollo que no cause o aumente riesgos y tensiones en las poblaciones más vulnerables, y que avance a un mundo más justo, a pesar de los choques, crisis e incertidumbres”. La resiliencia se asume desde la afirmación de los derechos de las personas para decidir sobre su futuro y mejorar sus capacidades e instituciones para corregir las causas de los riesgos, las vulnerabilidades y desigualdades.[1]
El Programa de Oxfam en Cuba fertiliza este marco conceptual sobre resiliencia a partir del trabajo conjunto con organizaciones socias, y con mujeres y hombres de cooperativas y comunidades. Plantea una visión coherente con los principios del proyecto cubano, que sustenta procesos de cambio social integradores de los siguientes enfoques:
- Enfoque de derechos y justicia social: para hacer valer los derechos de las personas desde el reconocimiento de su diversidad, y abordar las causas estructurales que alimentan las desigualdades, violencias y vulnerabilidades —en particular, las relacionadas con el género—que colocan a grupos de personas en desventaja con respecto a otras.
- Enfoque ecológico y de sostenibilidad ambiental: para asegurar el uso sostenible y equitativo de los recursos naturales y la protección del ambiente, y, a la par, desarrollar capacidades en comunidades, instituciones y sistemas para actuar ante el cambio climático y promover sistemas alimentarios sostenibles desde bases agroecológicas.
- Enfoque de protección de medios de vida: para salvaguardar el capital y los recursos de productoras y productores, familias y grupos en situación de vulnerabilidad —con énfasis en las mujeres—, y potenciar su desarrollo desde modelos sostenibles y cooperativos.
- Enfoque de gobernanza responsable: para garantizar procesos horizontales y multiactorales en la toma de decisiones y la gestión local, con participación, control ciudadano, transparencia y rendición de cuentas de la gestión del gobierno y los actores públicos.
Apostar por el desarrollo resiliente en Cuba conlleva fomentar las capacidades de personas, organizaciones, comunidades, sistemas, para gestionar proactivamente los impactos de las crisis, los riesgos y las situaciones que les afectan: capacidades de absorción y adaptación para dar respuesta y recuperarse de manera estable y con flexibilidad; y capacidades de transformación que permitan corregir y reducir las causas de riesgos, vulnerabilidades y desigualdades.
Se trata de una visión que demanda un cambio hacia formas de pensar y actuar más sistémicas. Necesita de la acción colectiva, transformadora, basada en el diálogo y la articulación de actores diversos. Precisa del aprendizaje iterativo, la lectura permanente del contexto y el acceso a la información para la toma oportuna de decisiones y una gestión adaptativa.
[1] T.H. Inderberg, S. Eriksen, K. O’Brien y L. Sygna: El futuro es una elección: marco y guía de Oxfam para un desarrollo resiliente, Oxfam, 2016.